"El Ejecutivo del Estado moderno no es más que un Comité que administra los negocios comunes de toda la burguesía" (K. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista).

viernes, 26 de octubre de 2012

PSOE año 0


        En fin, me mandan esto, que lo veo interesante y lo publico:

        Parece evidente que, tras las últimas citas electorales, el PSOE no ha logrado recuperar la confianza de sus votantes. Es posible que otras fuerzas políticas (incluso entre las que se proclaman vencedoras) tampoco lo hayan hecho, pero su problema queda disimulado con una victoria que se superpone a una pérdida real de votos. No es el caso del PSOE donde se aúna la derrota con la pérdida de votos lo que no permite negar, retrasar, ni maquillar el problema.
        El camino que por algunos se traza hacia la desaparición, la irrelevancia o "pasokización", siendo un peligro, NO ES INEVITABLE; lo será si no se toman las medidas necesarias para un enérgico cambio de rumbo, si se continúa "como si tal cosa": entonces llegará un momento en que la catástrofe SÍ sea inevitable. La experiencia de los últimos años debería ser suficiente para darnos cuenta, a toro pasado, de los errores que se cometieron cuando ya difícilmente pueden ser solventados: debemos romper esa tendencia y, por primera vez en mucho tiempo atajar los errores en el momento en que se producen antes que llorar por la leche derramada cuando el cántaro se ha roto y no es posible recomponer los pedazos.

CRÍTICA: ¿por qué hemos llegado a esta situación?

        No podemos cebarnos en la crítica (autocrítica) pero tampoco podemos despachar de un plumazo todo lo que ha pasado en los últimos años, o peor aún, convalidarlo, asumirlo o incluso presumir de ello: frases como "estamos orgullosos del legado zapatero", "reivindicamos la herencia de los últimos gobiernos"... deben desaparecer del argumentario: no nos favorecen en nada y hacen revivir en el electorado (ese que está sufriendo las duras consecuencias de la crisis) la rabia y frustración contra los que, errónea o acertadamente, identifican como la causa de sus males.
        Se reconoce AHORA que el error estuvo en que el Presidente del Gobierno se arrodilló ante los dictados del capital en mayo de 2.010, lo que inauguró una etapa de recortes, que el PP no ha hecho más que continuar y aumentar con sadismo. Efectivamente, traicionar al votante que había puesto la confianza en un partido que, durante más de un siglo, ha intentado (lo poco o mucho que ha podido) en mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos, es, por supuesto, UN ERROR: como tal debe ser asumido, en la medida que asumirlo no nos perjudique aún más: en ese caso, internamente tendremos que seguir asumiéndolo y conviviendo con él, aunque, de cara a la galería, corramos un tupido velo.
        Pero la causa de este error, o el error (o errores)  más grande no fue ese: el error empieza en el XXXV Congreso del PSOE cuando se da entrada, a lomos de un caballo blanco, a un sector ideológico que nunca debió tomar las riendas del partido: el neoliberalismo, traido de la mano de Clinton o Blair, camuflado con nombres como "tercera vía" o similares y contradictorio, como luego se ha visto, con la ideología de un partido socialdemócrata. Quizá esos errores eran inevitables y sucedieron en todos los demás partidos de Europa (SPD en Alemania, Laboristas en el Reino Unido), quizá hubiera sido igual, o peor, si hubiera ganado el otro candidato a Secretario General, porque seguramente los huevos estaban distribuidos en las dos cestas; pero lo cierto es que el control neoliberal del PSOE se comportó como cabía esperar en cuanto se accedió al Gobierno: manteniendo políticas de privatización, procíclicas, antikeynesianas y especulativas en la fase próspera del ciclo económico y contractivas, de ajuste, recorte y sufrimiento en la fase adversa. Puesto que la (mayor) parte de la crisis y, sobretodo de su deriva hacia la destrucción, la tiene el neoliberalismo, es lógico que un partido que ha sido manipulado por el pensamiento neoliberal, pague, en este caso en votos, las consecuencias.
        Pero el control neoliberal del partido generó, de forma colateral, otro problema: al haber llegado al poder una minoría (puesto que la gran parte de la militancia socialista NO son neoliberales), era preciso transformar el partido de forma que esa minoría no pudiera ser expulsada del cuadro de mandos. Este no es un problema específico de los neoliberales (podría haber pasado con cualquier otro grupúsculo que hubiera accedido a la dirección del partido), sino de cualquier grupo minoritario que accede al poder de una organización: debe tomar drásticas medidas para poder permanecer en el poder todo el tiempo que sea necesario. La mayor amenaza de una minoría que ha tomado el poder es la DEMOCRACIA INTERNA, por lo que, desde el principio, la dirección del partido se lanzó a destruirla, lo que consiguió con éxito, a pesar de que uno de los rasgos seculares del PSOE, antes de la llegada de Zapatero era precisamente ese: el de la democracia interna.
        Fin de la crítica, paso a las soluciones.

REGENERACIÓN: Limpiar, reparar, conservar y mejorar.

        Son dos cosas: la ética (lo de dentro) y la estética (lo de fuera). Las dos son importantes, probablemente ninguna es más importante que otra, a condición de que las dos existan y estén igualmente desarrolladas: la estética sin ética es pura banalidad (a la que, por cierto nos ha acostumbrado la dirección del partido) y la ética si estética se convierte en un críptico moralismo, encerrado frente a la sociedad, absolutamente inútil, aunque muy gratificante en el fuero interno del rumiante.
        Cambiar la estética del partido es lo más fácil y, a la vez, lo más difícil: es fácil de decir pero es difícil de ejecutar porque se cuenta con la RESISTENCIA de las personas afectadas. Hay que "limpiar" el partido de personas "indeseables" es el mensaje brusco que se traslada cuando lo que realmente se quiere decir es que hay reordenar la presencia de las personas de forma que puedan ser la cara del partido aquéllas (si las tenemos) que generen un mayor acercamiento con el electorado. Como luego diré, en este partido nadie sobra (excepto los corruptos, condenados legalmente o beneficiarios de dudosas indemnizaciones millonarias) y "limpiar" no debe ser sinónimo de expulsar sino de distribuir tareas de la forma que se puedan lograr los objetivos (luego los veremos al hablar de la ética) que pretendemos.
        Las caras que deberían ser reemplazadas por otras deben ser las que más ofenden al electorado, sea con razón o SIN ELLA. Nadie conocemos en profundidad al otro (ni siquiera a nosotros mismos) pero continuamente juzgamos y prejuzgamos a los demás: es normal que el electorado (una suma de seres humanos al fin y al cabo) actúen de la misma manera y de nada sirve realizar una tarea pedagógica para hacerles ver que la imagen que tienen de determinados compañeros (Pajín, Jiménez, Zerolo, Rubalcaba, Chacón, Valenciano, Blanco...) no es la correcta sino la deformada por su falta de interés en conocerlos más y por la machacona propaganda de los medios de comunicación fascistoides (que los son todos): eso es misión imposible y, aunque sólo sea en el mero orden práctico, resulta más barato y sencillo presentarse como algo nuevo con nuevas caras.
        Eso no quiere decir que se deba expulsar, prescindir o apedrear en la plaza pública a los "desgastados": al contrario, habrá que mimarlos, arroparlos, protegerlos, encomendarles nuevas tareas aprovechando su experiencia de haber estado en la primera línea... pero eso lo haremos en el calor del hogar, de forma que el elector no perciba una continuidad sino el encomiable sentimiento de piedad y respeto fraternal, por mucho que hace tiempo que no te lleves con tu hermano.
        Pero la estética no acaba aquí: el votante percibe que cambies lo que cambies todo va a seguir siendo igual, que todos los políticos van a lo mismo ("al turrón") y que el que llegue va a ser igual que el anterior. Tienen esa impresión porque están hartos de ver, "en las cosas pequeñas" (en la agrupaciones locales, en los Ayuntamientos) a un montón de compañeros preocupados únicamente de obtener su sustento, precisamente de la vida política. Este conjunto de paniaguados debe ser también "limpiado", en el sentido no de "purga" sino de reasignación: nadie puede tener como finalidad en el partido vivir a costa de la política (aunque, evidentemente, nadie puede morirse de hambre por dedicarse a la política o ser rico para dedicarse a la política); por eso, en un primer momento, y con carácter ejemplarizante (estética) deberíamos mostrar caras en todos los niveles de personas que NO viven de la política, sino de otras fuentes, a ser posible de las consideradas socialmente respetables (mal nos valdría un banquero o un constructor): esto debería aplicarse desde la Ejecutiva nacional hasta la agrupación más insignificante y debería ser condición imprescindible para acceder a cualquier cargo contar con experiencia profesional fuera de la política.  En estos momentos hacer esto supone una ventaja importante porque habida cuenta de la pérdida de poder en todos los ámbitos, la necesidad de personas plenamente dedicadas a la política disminuye, por lo que es posible contar (si los tenemos) con efectivos que puedan compatibilizar la vida política con la profesional, es decir "a coste cero" para las arcas públicas, algo que se puede VENDER muy bien ante el electorado y que no es simplemente una apariencia: es algo a cultivar en el futuro como una alternativa frente al político profesional. Finalmente aporta una ventaja añadida: las nuevas generaciones, aquí llamadas simplemente juventudes, hoy tan parecidas las unas a la otras (quizá sólo se distingan por el color de jersey o el corte de pelo),  verán que no hay la posibilidad de hacer carrera política desde abajo, como un chusquero, medrador u opositor a política: que las armas, escudos y bagajes hay que ganárselos en el mundo real y que cuando se tiene algo que ofrecer es cuándo hay que venir a la política a ofrecerlo como un acto de solidaridad y compromiso.
        Regenerar las ideas es lo más complicado y a la vez lo más fácil: es difícil porque no sabemos lo que queremos, pero es fácil porque, si lo supiéramos, sólo habría que escribirlo en un papel: después de todo el papel lo aguanta todo... Otra cosa es llevarlo a la práctica. El problema es que no sabemos lo que somos y lo que queremos. Saber lo que somos es fácil por antagonismo: no somos el PP, no somos alemanes, no somos la Iglesia Católica ni los guerrilleros de cristo rey. ¿pero sabemos lo que es ser, por ejemplo, socialista?¿y socialdemócrata?¿o socioliberal?¿o incluso democristiano? Creo que no: tenemos vagos conceptos, muchas veces asociados a derechos y libertades civiles (defensa de los homosexuales, las minorías étnicas, derecho al aborto) pero sin concretar un armazón y ¡ay! lo que es peor, sin ninguna estructura económica. Y eso es lo sorprendente porque todos los términos por los que nos definimos (empezando por "socialista" y siguiendo por "obrero"), son términos económicos: hemos empezado cediendo esos conceptos a los "listos" del partido, los MAFOs de turno, con máster en USA e inglés fluido, porque para nosotros eran demasiado complicados. En sus orígenes este partido estaba formado por fundidores, ferroviarios, maquinistas, tipógrafos... reunidos horas para entender y que les explicaran conceptos como la plusvalía, las relaciones de producción, la reproducción simple y ampliada de mercancías... tratando de entender ( y entendiendo) cuál era la causa, causa económica por supuesto, de sus desdichas y cómo podían hacerla frente. Hoy todo eso se ha perdido y ha tenido que venir a visitarnos una durísima crisis económica para que volvamos la vista hacia lo realmente importante: la economía, estúpido, la economía... Y ahora nos encontramos con que en esas lides somos ANALFABETOS. Sorprende ver que otras asociaciones (civiles, no políticas) se han dado cuenta, como ATTAC, y tratan día a día de formar a la gente en el conocimiento económico, de una economía, por cierto, distinta a la dominante, al pensamiento único, al que, triste es de reconocer, el PSOE, o al menos su direccción, se ha entregado y se sigue entregando.
        Esa tarea de "recarga de pensamiento económico" hay que llevarla a cabo y con el tiempo nos llevará a saber de verdad qué es lo que queremos. Pero MIENTRAS TANTO tenemos que presentarnos al electorado en términos negativos: debemos ofrecer algo DISTINTO: distinto a lo que ofrece el PP, los mercados, la Unión Europea, Merkel y SOBRETODO distinto a lo que ofrecía el PSOE  desde hace un par de años para acá: y lo distinto es claro: NO A LAS POLÍTICAS DE RECORTES Y REDUCCIÓN DEL GASTO PÚBLICO.  La implementación práctica de esto es complicada pero no imposible: habrá que plantar cara a los mercados, a la Unión Europea, denunciar la deuda pública ilegítima, amenazar con dejar el euro... lo que sea y por muy radical que sea DE MOMENTO no nos tiene que preocupar, porque no estamos gobernando: pero sí es imprescindible POSICIONARSE COMO ALTERNATIVA RADICAL A LO QUE HAY, aunque sin concretar, con la finalidad de que, si finalmente, algún día la sociedad vuelve a depositar su confianza en nosotros, nosotros tengamos un mandato claro de qué es lo que querían los españoles: UN CAMBIO RADICAL, que ya pelearemos por ello con toda la fuerza que podamos: ese, y no la traición de 2.010, es el mejor servicio que podemos prestar a este país.

AMPLIAR LA BASE DEL PARTIDO:  un partido con más gente conviviendo más en democracia.

        El partido se ha profesionalizado y cualquier persona "del exterior" (es decir de la sociedad) con legítimo interés por la política siente repugnancia por entrar en él: eso es lo que hemos construido: un estercolero dónde sólo se arrima el que puede sacar algo. Eso es algo que hay que cambiar. Todo el problema no está dentro, también está fuera porque es un mal cada vez más común la pertenencia a las organizaciones como "consumidor" o "cliente": estoy en ella en cuánto me satisfacen una necesidad, me complacen o hacen el producto que a mí me gusta: si no me gusta, me voy. Ese que es un mal externo que hace a las personas egoístas e individualistas, incapaces de participar en un proyecto común si no es al cien por cien "su proyecto" es un problema con el que en las sociedades actuales tenemos que lidiar. Pero más allá de eso tenemos que romper el sectarismo interno no sólo abriendo las puertas del partido a la sociedad sino invitando a la sociedad a que entre en el partido. La actitud debe ser activa: no basta con decir "aquí estamos", hay que salir a captar.
        ¿Y qué podemos ofrecer? Lo único que se puede y debe ofrecer es ser cauce que canalice los intereses políticos (las ganas de intervenir y transformar lo público) de las personas que tengan esos sentimientos. Esos intereses prosperarán, serán compartidos, se asumirán, modificarán... o no en función de las opiniones de la mayoría, pero habrán sido escuchados, debatidos, criticados... Una de las cosas que tenemos que aprender del 15M es que, por debajo, late una necesidad de SER ESCUCHADO: no se trataba (o no solo) de cambiar las cosas; se trataba de que se viera la indignación, de que se pudiera hablar y discutir sobre otras cosas (asambleas), en definitiva, dar a saber al resto de la sociedad que existían y que querían ser tenidos en cuenta: "ser tenido en cuenta" es un concepto muy importante, que no tiene que ver con la aceptación o rechazo de la totalidad de lo propuesto, sino con saber simplemente que se está ahí, que se es consciente que se está ahí, y que se valora su actitud PRECISAMENTE por estar ahí.
        Precisamente por eso decía anteriormente que "nadie sobra". Nadie sobra en el partido (ni siquiera los neoliberales, pero tampoco sobrarían los comunistas: poca gente sabe que el Partido Comunista de Estados Unidos se disolvió para formar parte del Partido Demócrata en el que hoy permanece): todo el mundo tiene que estar ahí, ser tenido en cuenta, para que, finalmente, de forma DEMOCRÁTICA entre todos decidamos cuáles deben ser nuestras líneas de actuación. Esa es precisamente la falla actual de nuestro partido que afecta desde la corteza hasta el núcleo: la falta de democracia interna. La democracia interna, destruida por el zapaterismo, no puede ser recuperada de la noche a la mañana pero es necesario revivirla si se quiere construir un partido que la gente con interés (los del 15M) vea como un instrumento dónde actuar y no como un lastre más o una cueva habitada por chorizos. Recuperar la democracia interna, conviene decirlo, no consiste en transformar el partido en un partido asambleario, pues las manipulaciones y errores no desaparecen por adoptar esa fórmula; en ese sentido el 15M es una demostración palpable de qué es lo que no hay que hacer.
        En la tarea de captación hay que empezar a recuperar la gente que estuvo en el partido y lo abandonó (algunos conservan incluso el carnet en un cajón): no lo abandonaron por falta de interés político o por quehaceres domésticos o profesionales: lo abandonaron porque no le satisfacía, porque vieron en lo que se había convertido/prostituido y ya no querían estar en él... Y se han dedicado a seguir actuando "políticamente" (en interés de la "polis") en otros foros u organizaciones. Despliegan por tanto una energía transformadora que debería ser (y de hecho lo es) coincidente con nuestras ideas pero que se desperdicia por "malos entendidos" o quizá porque, simplemente, les hemos fallado. En mi militancia en ATTAC es sorprendente ver la cantidad de estos "restos de naufragio" que continúan activos, realizando tareas solidarias y de difusión de la justicia social y que, en su día, pertenecieron al PSOE, pero que lo abandonaron porque aquello se había convertido en otra cosa. No voy a censurar lo que podría ser una cobarde actitud de abandono de lo que es mío similar al padre que abandona una familia, su familia desestructurada en vez de luchar por arreglarla, pero lo ciertos es que no se trata de uno, de diez ni de cien casos... ¡Son legión! Y esa legión de verdaderos militantes interesados por la política y no por el garbanzo, deberían ser recuperados.

TERRITORIALIDAD: El concepto de España.

        El debate sobre el modelo territorial es una buena engañifa del poder económico para distraernos de los problemas de clase, de la opresión que ejercen sobre los trabajadores. Creo que no debemos perder un segundo en estas discusiones por varias razones: en primer lugar porque son una maniobra de distracción. En segundo lugar porque el modelo actual jurídicamente es tan férreo que por más amenazas apocalípticas que se lancen no se puede alterar. Entonces ¿para que distraer tiempo y recursos en ello? El partido tiene, simplemente que "pasar" de estos temas, pero no ofrecer ni apoyo al modelo existente ni proponer modelos alternativos. Ni siquiera el modelo "federal" es asumible ni debe ser puesto sobre la mesa: en primer lugar porque no es asumido por la mayoría de las fuerzas en presencia que lo pueden implementar, en segundo lugar porque se confunde con otros modelos, es imposible de vender a un electorado y por virtud de la confusión se nos van a pegar lo peor de cada parte (será unitario para los soberanistas y será independentista para lo nacionalistas españolistas); en tercer lugar (y esto es una línea sobre la que cada vez se discute más) porque no es un modelo de avance en lo social, sino más bien de todo lo contrario (un federalismo europeo es posible que traiga más injusticia y desigualdad). La contestación a las provocaciones debe ser clara: a la clase trabajadora, la estructura organizativa de los estados capitalistas NO LA INTERESA: ni vive mejor o peor de una u otra forma, ni la solucionan sus problemas, que son de base económica (de reparto) y no administrativa.
        Esto implica asumir determinadas consecuencias que, de hecho y tras las elecciones autonómicas de País Vasco y Galicia, ya se han producido: en territorios dónde las ideas nacionalistas se anteponen a las ideas de justicia social, esas ideas servirán de banderín de enganche para opciones de derecha en apoyo de las clases dominantes y de banderín de enganche también para otros partidos de izquierdas que, sin esa bandera serían irrelevantes. Esto hay que asumirlo y se dará en determinados territorios y en determinado tipo de elecciones: en las autonómicas, pero no se dará o no tiene por qué darse en elecciones locales si el candidato es relevante (y no un paniaguado) o en las generales, si se percibe que la influencia de estos partidos es menor que la que resultaría de votar nuestra opción: y aquí está la madre del cordero: ofrecer ese cauce de satisfacción de los intereses del votante en los niveles políticos en los que podamos darlos y favorecer una política de alianzas con las opciones que EN LO SOCIAL Y NO EN LO NACIONAL, nos sean más cercanas. La política de alianzas del PSOE hasta la fecha ha sido infiel a esos principios y esa factura es la que estamos pagando ahora: nada que objetar en cuanto a anteponer lo social a lo nacional en pactos como el "tripartito" en Cataluña o el "bipartito" en Galicia: si nos damos cuenta ambos proyectos fracasaron por otras razones: por la corrupción y por la falta de avances en lo social propiciados por un PSOE que, hasta ahora, ha funcionado como una marioneta neoliberal. Probablemente si se hubieran corregido ambos problemas (menos corrupción, sobretodo en Galicia, y más avances sociales) los dos proyectos hubieran sido exitosos (de hecho en Cataluña el tripartito aguantó dos legislaturas). Inconcebibles han sido el resto de las alianzas, empezando por la histórica (desde tiempos de González) y ominosa con CiU, un partido que, por encima y más que nacionalista, es el brazo armado del capitalismo y burguesía catalana: pactar con ellos es traicionar lo social y lo nacional. Igual pasaría si se pactara (como ya se hizo) con el PNV. Tampoco se entienden los pactos con el PP, anteponiendo lo nacional a lo social en Navarra y País Vasco.

REFUNDACIÓN:  la palabra maldita.


El PSOE debe refundarse. No es necesario, sin embargo que esa refundación se haga con "alarde" de refundación. Es posible incluso negar la condición de refundación practicando "de facto" una refundación. Incluso es aconsejable, porque un partido con más de 100 años de historia no puede desaparecer, ni mucho menos cambiar de siglas: eso sería la debacle. AP lo hizo porque era un partido joven y de derechas y la derecha obra siempre a conveniencia, sin respeto a la bandera, la patria, la tradición o a los ancestros, si no la conviene.  Hay que operar como la Iglesia Católica: si queremos refundarla, abramos un Concilio Vaticano II. Esa debería ser la vía: aprovechemos la "imagen de marca" que nos favorece, sobretodo porque nuestros mejores militantes y dirigentes fueron los de los primeros 50 años de partido y no los actuales,  cambiando todo el interior, al estilo de estas rehabilitaciones urbanísticas en las que lo único que queda en pie es la fachada. Pero todo lo que hay "hacia dentro" o simplemente lo que no vale o ya no vale debe ser arrojado fuera, atrayendo hacia dentro todo lo que hay fuera y merece la pena, cambiando además todo lo que puede dar la impresión (aunque no sea cierta) de podredumbre o de errores pasados. En fin poner en marcha todo lo que he dicho en las líneas anteriores.


        Entonces, y sólo entonces, quizá y sólo quizá, podamos salir del túnel antes de que sea... demasiado tarde.

lunes, 22 de octubre de 2012

Resaca electoral


          ¡Cunde el pánico tras la debacle del PASOK español! Tampoco es para tanto... Rajoy se llevó hostiazos similares y al final acabó en la Moncloa; todo es cuestión de tiempo: en cuánto pase el suficiente y la gente esté lo suficientemente harta del PP, acudirá a votar, en venganza, al PSOE y sus cuadros volverán a gobernar: no se trata ya de "votar al mal menor": esto es una versión todavía más cutre: se trata de votar para dar por saco al anterior. El españolito todavía no se le ha pasado el cabreo con el gran ZP (y "ad lateres"), pese a que a estas alturas debe tener el culo como un bebedero de patos.

           Las soluciones "internas" de la tropa socialista son también divertidas: ¡Qué dimita Rubalcaba!¡Y Valenciano!¡Y "Jacobo" López! ¿y qué?¿Ponemos de triunvirato a Chacón, flanqueada por Zerolo y Pajín y problema solucionado? Con esa nueva directiva podemos asegurar que lo de Galicia ha sido un éxito frente a lo que nos espera.


             La militancia socialista (y los fieles votantes del PSOE) no se han enterado del papel estructural que en el sistema político juega su partido (y, en general, la socialdemocracia): son la válvula de escape de la olla a presión, una parte integral y necesaria del artefacto para aliviar los excesos de presión que se producen en en el interior de la cazuela: dentro de la olla estamos los obreros, nos cuecen a toda presión, y cuando no aguantamos más, aparecen partidos como el PSOE, que prometen y (en un mínimo grado intentan) sacarnos de la olla, pero que, en realidad, lo que hacen es rebajar la presión a algo más tolerable para la vida humana. En esas condiciones el PSOE sigue siendo la válvula de escape: está ahí, "sufriendo" de momento "sin hacer nada" hasta el momento en que la presión de los mercados, del capitalista salvaje (financiero y del otro) vuelva la situación lo suficientemente intolerable para que nos confiemos de nuevo a ellos: en ese momento  "obamizarán" u "hollandizarán" un poco el cocido, para que respiremos (y agradezcamos) un poco y enseguida vuelta a aumentar el fuego.


           Por eso es vital para el sistema, para todo el sistema, que el PSOE siga ahí, cumpliendo con su papel, dentro del orden establecido, para el día en  el que haga falta: por eso es importante que sigan Rubalcaba & company al frente del partido: esto lo tienen muy claro y no hay veleidades que lleven a que el Partido Socialista (risas), los socialistas (más risas) acaben siendo otra cosa, por ejemplo, socialistas (risas estruendosas).


          De forma gratuita y como "Arriola" (¡qué más da, PP y PSOE son intercambiables) aficionado voy a aconsejar sobre su estrategia futura. Empecemos por un análisis comparado: muchos llevamos meses diciendo que el PSOE se parece cada vez más al PASOK. Cuando salvó los muebles en las elecciones andaluzas, un Rubalcaba "empoderado" dijo que no, que el PSOE era como el PSF: debía pensar que con sólo decirlo el milagro se produciría y, de verdad, el PSOE sería el PSF y no el PASOK: es lo que tiene haberse tirado años gobernando diciendo unas cosas y creyéndose que, por el simple hecho de decirlas (sin hacerlas),  ya lo eran: declaro ser de izquierdas, hago políticas de derechas, pero soy de izquierdas porque lo he dicho (y un montón de periodistas "fachas" lo corroboran).


           En realidad el PSOE no es ni el PASOK ni el PSF por la sencilla razón de que esto no es Grecia ni Francia: pero el PSOE puede acabar como el PASOK o como el PSF, en función de LO QUE HAGA, NO DE LO QUE DIGA. Y de momento hasta aquí llega un tufo griego mayor que el del queso feta (que, por cierto, no despide un gran olor respecto de otros quesos). ¿Qué tendría que hacer para ser un roquefort, o, al menos un emmental? Veamos.


            En primer lugar analizar el terreno: esto no es Grecia por varias razones: en lo económico estamos algo más desarrollados y tenemos más tamaño, en lo político (se quiera o no negar) somos un Estado plurinacional (y no un estado nacional con minorías étnicas como Grecia) y, por último, España es un país sociológicamente franquista (aunque, eventualmente pueda votar al PSOE, sobretodo si está trufado de fascistas como Bono, Vázquez o Díaz (está última ya, felizmente, en carrera en solitario). Estas tres diferencias deberían bastar para un análisis POSIBILISTA de qué es lo que puede hacer el PSOE.


           Pero España tampoco es Francia. Aplicando las mismas variables tenemos que estamos menos desarrollados en lo económico; en lo político la condición plurinacional de  Francia está menos desarrollada y finalmente, en lo sociológico, Francia es un país de pulsiones revolucionarias capaz de guillotinar a un rey o a un Sarkozy en cuánto les toquen mínimamente los oeufs.


      ¿Qué puede hacer el PSOE? Primero, tranquilidad: el votante, su votante, está ausente ("abstente"), pero no ha confiado, ni es probable que lo haga, su voto a una opción "más de izquierdas", porque siendo ésta una sociedad franquista, ir más a la izquierda que el PSOE (es decir deslizarse hacia el centro-derecha, o quizá, centro-centro) es más que lo que se puede permitir cualquier "hombre de bien" que se desayuna con una sopa de medios de desinformación que, durante mucho tiempo, situaron a gente como ZP en la extrema izquierda. Por eso una Syriza en el Estado español no puede surgir, o, al menos NO EN TODO el territorio. El PSOE tiene entonces ventaja para recobrar al "abstente" antes que venga una opción de izquierda de verdad a capturarlo. Esta es una triste realidad de un país que, de entrada, no es muy revolucionario y que padeció cuarenta años de "jardinería social", con un millón de muertos causados por un régimen fascista que ha dejado el solar patrio arruinado para unos cuantos siglos: ¡es lo que hay!


          El votante abstencionista no regresa al redil del PSOE por dos razones: porque sigue resentido con el "PSOE-zapateril" y porque no se le presenta una alternativa real a lo que ya tiene "vía PP" (recortes, miseria...). Da la risa como militancia y cuadros siguen defendiendo a capa y espada "el legado zapatero". Sin ir más lejos, la semana pasada en la tertulia La Tuerka, excelente programa que pasa desapercibido entre el populacho que se cree progresista porque lee, de vez en cuando, "El País" y cuelga del "feisbuk" las viñetas de El Roto, demostrando una vez más lo del franquismo sociológico de este país (y de El País, dicho sea de paso)... esto... decía, en La Tuerka (programa "¿llegará Mariano al verano?"), el representante del PSOE seguía reivindicando al gran timonel ZP y su herencia como algo admirable: no se enteran, o no se quieren enterar, que cada vez que se defienden las políticas (económicas) de Zapatero, diez mil votos más se van a la abstención, o si les pillas extraordinariamente cabreados, directamente ¡al PP! Entonces parece claro que lo primero que el Partido debería hacer es, PÚBLICAMENTE, reconocer que la política económica del gobierno 2.004-2.011 FUE UN ERROR y que se reniegue de ella. Algunos ex-votantes querrán más y por recuperarlos habría que ir más lejos: expulsar del partido a ZP, MAFO, Sevilla... y a esos que dicen que no están en el partido pero que, como los mercaderes en el templo, pululan por los lobbies (Sebastián, Solbes,  Taguas, Fernández de la Vega), arrojarlos a la calle con una buena patada en el culo. En el caso de ZP, habría que relajar el brazo secular, para que se le procese por delito de traición (por arrodillar la soberanía nacional ante los mercados, no por las tonterías del facherío con ETA (ahí solo hubo pusilanimidad)) y que comparta banquillo con su antecesor, éste como criminal de guerra. Es curioso que nuestros últimos gobernantes sean todos unos (presuntos) delincuentes.


           Lo segundo que tiene que hacer el PSOE es proponer una alternativa en política económica distinta y creible a la que sigue el PP y a la que siguió el PSOE desde 2.010, para la gestión de la crisis. Es indudable que la crisis no la provocó Zapatero, pero SÍ fue un digno continuador de las políticas neoliberales de Aznar, Rato, Montoro, Solbes, Salgado... Si la "patata caliente del Gran Prix" le explotó a él en las narices no vale decir que el otro la hinchó más que tú (aunque sea verdad) y que tú pasabas por ahí: en el subconsciente colectivo quedará que fuiste tú el que palmaste y "tú te callahhhhhhs y lo assshhhhhhimilaaahhhs", que para eso, entre tus logros, estuvo crear el perfil sociológico del cani ibérico, el #sumorenito29 que iba a comerse el mundo... ¡por ser español!


            Nadie va a quitar al votante medio (mediano o mediocre, eso es lo que tenemos) la idea de que tú, PSOE, trajiste la crisis, y que lo que hay ahora es la "herencia" de tu gobierno. Podéis hacer la pedagogía que queráis pero nadie lo va a entender puesto que , en su día, ya os encargasteis de embrutecer al personal, (lo que era bueno para dejar todo como estaba y parecer que hacíais algo), de ahí, de nuevo, la idea de RENEGAR del pasado, en lugar de reivindicarlo.


            La oposición sometida al "bien del país" sobretodo ante el exterior, ante los mercados, ante la Merkel, ante las nultinacionales, el poder financiero munidal y el capital que es a los que os sometéis cuando finalmente apoyáis las medidas del Partido Popular tampoco ayudan a que os "visualicen" como algo distinto a los demás partidos. Sé que es difícil pero va siendo hora de que recuperéis vuestras posiciones históricas, por lo menos las que teníais antes de 1.939: es difícil porque los medios se os echarán encima, empezando por los "amigos" (PRISA, Roures...) y tampoco es fácil que, con eso no asustéis a vuestro electorado borreguil (hoy ausente): pero, a la larga jugáis con ventaja: si no cumplís vuestro papel con el sistema (el de proverbial responsabilidad) el sistema se debilita y puede caer; si finalmente accedéis al poder por cansancio del rival tenéis la baza de haber dicho, previamente lo que queriáis, sin que nadie se llame a engaño: ¿y lo que queréis es el socialismo,no?¿o sólo volver a los "años locos" de la década del 2.000?


            Evidentemente nada de esto se puede hacer sin un proceso REFUNDACIONAL de vuestro partido. Llevo tiempo diciendo que los dos errores capitales del PSOE fueron, en primer lugar, aceptar los ajustes de 2.010 en lugar de convocar elecciones y que otro gestionara los recortes y en segundo lugar no presentarse, a día de hoy, como algo distinto mediante una refundación. En el primer error estaba, sobretodo la mano de Zapatero, pero el segundo es responsabilidad del partido. A día de hoy no cambiar RADICALMENTE de rumbo es responsabilidad del partido y de sus militantes: quizá siga habiendo demasiado paniaguado, quizá todavía no hayáis recibido lo suficiente.


         Y me queda hablar sobre el tercero de los factores que diferencian el Estado Español de Grecia o Francia: el componente plurinacional. Vistas "desde fuera" estas elecciones, tenía claro que, si me hubieran pillado en cualquiera de esas circunscripciones el voto lo tendría claro, pues en ambos parajes había opciones de izquierda con posibilidades significativas de influencia y representación, y ninguna era el PSOE: ambas eran nacionalistas lo que implica que hay algo que no sabemos hacer en el resto de la península ibérica pero que allí, al parecer, sí saben hacerlo. 

         Uno de los males actuales de la clase obrera es que está dividida en términos nacionales, en vez de ser internacionalistas. El mal empezó en la Primera Guerra Mundial, supuso la salvaje tortura y asesinato de quienes, como Luxemburgo o Liebknecht, se opusieron a esa división, a manos, precisamente, de los bisabuelos de los partidos socialdemócratas actuales, pero el mal sigue hoy en día, de forma que el obrero catalán disputa con el obrero andaluz para seguir pudiendo ir en coche a la playa o poder comprar entradas para ver al Barça, mientras que el obrero andaluz pelea con el obrero marroquí para conseguir que no se le cuele antes en el ambulatorio. 

         Pero resulta preferible un Estado más pequeño en el que la clase obrera esté mejor representada que un Estado más grande en el que no tenga representación... siempre y cuando, claro está, ese nuevo Estado sea la aldea gala, que resista al neoliberalismo invasor y que lo que tenga dentro (en términos de justicia social) sea mejor que lo que hay fuera. Es lo que no me acaba de convencer, sobretodo en el caso de Cataluña, que, como nuevo estado y visto el poder que la burguesía tiene en ese territorio desde siempre (los empresarios catalanas crearon la figura del pistolero, antes que los cárteles colombianos), se me asemeja más a Quatar que al poblado de Astérix y Obélix.

          Y por cierto... hablando de Cataluña...¿Dónde se producirá el nuevo hostión del PSOE? Se admiten apuestas.

jueves, 27 de septiembre de 2012

25-S


     
    “Escuchad otra parábola. Era un capitalista que usurpó unas tierras, plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; contrató a unos obreros y se ausentó. Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los trabajadores para recibir sus frutos. Pero los trabajadores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon. De nuevo envió otros siervos, estos llamados políticos, en mayor número que los primeros; pero los trataron de la misma manera. Finalmente marchó a la viña con su hijo , diciendo: “A mí y a mi hijo nos respetarán.” Pero los obreros, al ver al capitalista y a su hijo, se dijeron entre sí: "Este es el hombre hecho a sí mismo y su heredero. Es un gran hombre y todo lo que tiene lo ha ganado honradamente a costa de nuestra plusvalía. No es justo que le maltratemos y mucho menos quedarnos con su herencia, pues, al igual que la propiedad privada, es un derecho inalienable".Y, pasando de ellos, siguieron machacando a los siervos y lacayos políticos. Cuando venga, pues, el dueño de la viña, con sus perros guardianes, llamados policía, qué hará con aquellos trabajadores? Dícenle: "A esos miserables les dará una muerte miserable, empleará en la viña a otros trabajadores, que le paguen los frutos a su tiempo y repondrá a los lacayos llamados políticos con otros aún peores". Y el Maestro les dice: "No habéis leído nunca un solo libro. La clase que los capitalistas desecharon, la clase obrera, algún día, en piedra angular se convertirá; será la conciencia de clase quien hará esto y es maravilloso a nuestros ojos. Por eso os digo: Se os quitará el mundo futuro para dárselo a una clase que sea consciente de quiénes son sus explotadores y los aniquile". Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que estaba refiriéndose a ellos. Y trataban de detenerle, pero tuvieron miedo a la gente porque le tenían por profeta.

viernes, 10 de agosto de 2012

¿Hay alternativas? y IV


¿Hay alternativas ideológicas?

        Llegamos a la “crème de la crème” de la superestructura: la ideología. ¿Hay alguna ideología distinta de la ideología dominante? “Ecoooooooooo, eco, eco, eco”. Yo, desde luego, no oigo ninguna: todo vacío a mi alrededor.

         Como hemos visto en capítulos anteriores de la serie, no hay espacio tanta “alternativa”: de hecho, el que existan una, diez, cien, mil alternativas ya demuestra que ninguna de ellas es alternativa, sino una demostración mas (¡y van...!) del individualismo capitalista en la que cada hombre tiene una ideología propia, personal y que, casualmente, todas ellas, tan distintas, se parecen las unas a las otras como gotas de agua, si hacemos abstracción del piercing, el slogan de la camiseta y la longitud del cabello.

              Es hora de rescatar la idea de que a una ideología dominante (y a un sistema económico, y a un modelo productivo) le corresponde UNA ÚNICA ALTERNATIVA, no cientos: el juego ideológico y filosófico no es la “pocha”, es el ajedrez. Así que ya se sabe, “blancas o negras”: ni siquiera hay sitio para el tinto de verano.

           La ideología dominante es la que, en cada momento, corresponde (emana) del sistema económico dominante: en este caso del capitalismo. La ideología que ahora impera es la del individualismo, la falsa idea de libertad, la falta de respeto a los derechos humanos y el paripé de democracia representativa. Como corolario de todo esto cada uno puede hacer lo que quiera siempre que no perjudique al otro, falacia discutible tanto en lo abstracto (a veces hay que hacer cosas que perjudican a los demás como “ahostiar” al rico Epulón para que pueda comer Lázaro) como en lo concreto (no rige para todos), uno se tiene que desnudar en un aeropuerto a cambio de dormir tranquilo sin que nadie tire la puerta de su casa (salvo que exista peligro contra la seguridad nacional) y se considera cumplido el deber y derecho democrático votando cada cuatro años a uno de los dos candidatos impuestos por el régimen estatal que te corresponde.

          Si es cierto que los partidos encauzan las ideologías, entonces ya tenemos la prueba del 9 de que no hay ideología, pues todos, absolutamente todos los partidos “en presencia” rezuman la misma ideología: la del sostenimiento del modelo (económico, político, social) existente. Para muestra un botón: el pasado domingo “El País” publicaba una encuesta en la que se trasluce algo que “en la calle” se ve claro: el desencanto de la ciudadanía con sus “sacerdotes políticos”: dan la espalda a los partidos “de gobierno” pero tampoco parecen caer en el regazo del resto de los partidos: ¿por qué? Porque no los ven como alternativa alguna: el sectarismo de IU, preocupada no de aumentar sus bases coqueteando con sectores de izquierdas sino de acreditar el pedigrí del más antiguo militante para, cuando se llegue a la tierra prometida, (en Extremadura parece que ya se ha llegado) repartir la mejor parcelita de terreno que haya a los “fieles del primer momento”, acredita que se ha convertido en una pieza más de un sistema. Y así todo...

          ¡Hay alternativas!¿Hay alternativas? Esto es como las meigas: nadie las ha visto, pero ¡Haberlas, haylas! El consuelo que me queda es que, a lo mejor, no las estamos buscando en el lugar correcto. A lo mejor si miráramos hacia Latinoamérica...


P.D. Me voy de vacaciones, a disfrutar de las últimas de 24 días hábiles. El año que viene o no habrá días o no habrá dinero con qué disfrutarlas... ¡O las dos cosas a la vez!

martes, 7 de agosto de 2012

¿Hay alternativas? III


¿Hay alternativas institucionales?

           Las “institutio” romanas, las instituciones por las que nos regimos, nos comportamos, nos relacionamos: el derecho, los órganos de dirección política, la Unión Europea, el euro (en su faceta jurídica), los Tratados, El Congreso, la Monarquía, La Iglesia... Toda esta superestructura (tejado) sobre la que los movimientos alternativos han decidido que es por dónde empezar a actuar.

    El capitalismo nos deja, como subproducto, probablemente necesario para su supervivencia, pero, como el aparato excretor, formalmente aborrecido, los Estados, la democracia representativa, las elecciones, el derecho, la propiedad privada... Alguna de estas cosas no son propiamente inventos del capitalismo pero el propio capitalismo los ha readaptado para su siniestro juego.

       ¡Algo huele a podrido en el sistema! Eliminemos lo podrido, la manzana “pocha”, la oveja negra, el garbanzo del mismo color y todo volverá a funcionar bien, incluso mejor: los ciudadanos seremos, en verdad, dueños de nuestras instituciones y de quién nos dirigen y así podemos conducir a la sociedad hacia un mañana de paz y de progreso (limitado, probablemente, por las fronteras de mi estado, nación, nacionalidad, barrio o comunidad de vecinos).

         El infantilismo que subyace a esta postura o es bienintencionado o está directamente a sueldo de vergonzosos intereses. Nada desea más el capital que empecemos la casa por el tejado, a ser posible discutiendo sobre si la Moncloa debería tener visillos o bastan con las cortinas de láminas de oficina. Nada le gusta más a este sistema asqueroso que andemos pendientes de limpiar sus cacas (o, al menos adecentarlas para que parezcan rubíes) sin cuestionarnos por qué ese inmenso culo nos caga encima.

          Las Instituciones capitalistas propias o adaptadas no son útiles para una sociedad no capitalista, al menos como están: en algunos casos necesitarán transformación, en otros casos directamente tendrán que ir a la basura sin reciclado posible: el invento de los Estados es la primera de estas cosas que no tienen arreglo se mire por donde se mire y que sólo sirve para excitar las más bajas pasiones, encender los ánimos y encabronar al personal. Detrás, y sin posibilidad de arreglo, se sitúa el derecho a la propiedad privada, el derecho laboral y el mercantil... Algunas cosas, como esta mierda de democracia que padecemos podrá ser aprovechada, pero haciendo un tuneo digno de cierto programa de la MTV.

         La cuestión es por dónde empezar. ¿Por el tejado?¿por las cacerías del rey?¿por la república? Tengo para mí que los empresarios cavernícolas españoles van a seguir exprimiendo a sus “conciudadanos” (con los que comparten colorete rojo y amarillo comprado en los chinos en los eventos deportivos) con Borbón, con Austria o con la república, luego parece que hay que “picar más abajo”: y, efectivamente, hay que picar más abajo para sanear la cloaca: hay que picar en la entraña del capitalismo, sea este catalán, madrileño, parisién o neoyorquino.

viernes, 3 de agosto de 2012

¿Hay alternativas? II


¿Hay alternativas en lo financiero?

         Lo “financiero” es una parte de lo económico, es el sistema circulatorio de la economía real. Pero como quiera que el capitalismo no obtenía la tasa de ganancia esperable por su capital (que por una serie de catastróficas desdichas resulta ser decreciente) decidió empezar a alimentarse (en ese apetito desmedido que ayer vimos que se conoce como la “reproducción ampliada”) con su propia sangre (o más bien con la de los demás): ¿Dónde se pueden conseguir tasas de rentabilidad del 6, del 18, del 30 o 50%? Desde luego no fabricando productos, operando a pacientes, comerciando con peluches, o haciendo carreteras. Esas tasas de ganancia sólo se obtienen en un sitio: en el casino: había, por tanto, que abandonar la vieja idea de aumentar el capital lanzando al mercado una serie de bienes y servicios que retornaban, una vez enajenados en más dinero del que se puso, y crear un nuevo lugar donde lanzar capitales y retornarlos en mayor cuantía: el “casino financiero” que por un lado permite apostar fuerte prácticamente contra cualquier cosa (los seguros) o comerciar con posiciones deudoras o acreedoras (créditos y deudas) generadas o no en el tráfico mercantil. Y en esas estamos.

        ¿Hay alternativas? La verdad es que veo también una pléyade de ideas, sugerencias, ocurrencias y simplezas difíciles de digerir. Las “alternativas” también se dividen en “remendonas” y “rupturistas”. Entre éstas últimas las hay francamente divertidas como las que pretenden la desaparición del dinero o el crédito sin más, quizá aplicando la misma receta que, en medicina, aconseja al paciente con cáncer de sangre desangrarlo para que siga viviendo. El dinero, el crédito, la letra de cambio, el pago o cobro a futuro, los bancos y los prestamistas no son instituciones capitalistas, y probablemente sean necesarias bajo cualquier sistema económico, como no sea el de las primitivas sociedades de cazadores-recolectoras. Lo que hay que hacer es reconducir la economía financiera y someterla a la economía real: si la economía real es el capitalismo habrá que someter al sector financiero a las necesidades del capitalismo productivo, pero eso no es suficiente.

           Existen al menos dos aplicaciones que el sector financiero tiene para el capitalismo productivo que también son muy discutibles: el capitalismo productivo se ha basado, durante décadas, en el sector financiero para engañar a los trabajadores permitiéndoles adquirir un conjunto de bienes y servicios por encima de sus salarios reales: de esa forma el empresario se ha ahorrado costes salariales, pues nunca ha tenido que pagar al obrero la cantidad necesaria para que este pudiera adquirir todos los productos que sus “compis” (y él mismo) lanzaba al mercado. De esta falsa ilusión de que el trabajador occidental era más rico que nunca, en parte porque vive de prestado en parte porque las cosas están más baratas porque se fabrican en régimen de esclavitud en el tercer mundo, el sector financiero (no especulativo) es también responsable.

         En segundo lugar, el capitalismo productivo entiende que los instrumentos financieros facilitan la conversión del ahorro en inversión, de forma que se pueden, mediante procesos de acumulación (los ahorros de muchos pequeños pueden propiciar una gran inversión) y de desplazamiento (se puede trasladar fácilmente los ahorros desde el domicilio del ahorrador hasta el lugar dónde se necesita realizar la inversión) favorecer el desarrollo económico. Pero se olvida que, con ello, se favorece la acumulación del capital en menos manos (grandes inversores) y se deslocaliza la financiación que acude a realizar las inversiones más rentables que pueda haber en el mundo, desatendiendo la cercana menos rentable en términos económicos aunque posiblemente más rentable en términos sociales. El capitalista español, envuelto en la “estanquera”, coloca su dinero en inversiones en Marruecos o en Perú, en actividades con mayor rentabilidad, a despecho de los más de cinco millones de desempleados, compatriotas suyos, a los sólos efectos de corear en una fuente, “¡yo zoi, ejpañol, ejpañol, ejpañol!

           La falsa solución de una alternativa “sólo financiera” (banca pública, prohibición de operar a corto, tasa Tobin...) a la situación económica actual muestra aquí su cara más falaz: lo que falla no es “lo financiero”, es el capitalismo, estúpido, el capitalismo.

martes, 31 de julio de 2012

¿Hay alternativas? I


¿Hay alternativas económicas?

           En plena crisis, el capitalismo campea a sus anchas sobre los restos de la destrucción que él mismo ha provocado: un sistema inestable, autodestructivo, maniaco-depresivo, que, en su fase depresiva (crisis) pone al descubierto sus miserias. 

       Cabría pensar que en ese escenario las “alternativas” al capitalismo deberían estar presentes. ¿Pero lo están? Yo no las veo: empezando por el “entrecomillado”, lo que tengo a la vista son una pléyade de ocurrencias que se presentan, a sí mismas como alternativas, pero que en realidad en muchos casos o no son alternativas, sino complementos, “remiendos” o “parches” al sistema capitalista, o bien, simplemente, son estupideces sin sentido económico.

       Entre las primeras (los “parches”) tenemos buena parte de los bien o malintencionados “alternativos” que buscan una mejora del capitalismo, el capitalismo “con rostro humano”: aquí tenemos a poskeynesianos, socioliberales, ordoliberales, socialdemócratas que todavía no se han enterado que su tarea es avanzar hacia el socialismo, la economía del bien común, democristianos... y, ¡no te lo pierdas!, hasta ecologistas, partidarios de teorías como las del decrecimiento, que pretenden (¡ilusos!) que el capitalismo puede autorregularse, limitarse en su voracidad y renunciar a la maximización del beneficio para llegar a un equilibrio armónico con el planeta. ¡A estos últimos les ponía a hacer la ouija con el espíritu de Rosa Luxemburgo, para que aprendieran que la esencia del capitalismo, es la reproducción ampliada del capital, es decir el crecimiento por encima de todo. Lo dicho, o son unos ilusos, o están a sueldo de la energía verde de “Ibertrola” (o las dos cosas).

          Del grupo de “alternativos” sin sentido económico prefiero no hablar, porque podríamos llenar páginas de tonterías y no es el momento (¡que hace mucho calor!)

       En el fondo “no se ve” alternativa económica al capitalismo: Zizek se asombra de que la gente sea capaz de imaginarse y concebir la idea del fin del mundo, pero no la idea del fin del capitalismo: el adoctrinamiento de la “mano invisible” es tan fuerte y despótico que nos hace ciegos ante la alternativa que sí existe y está aquí: el socialismo. Es curioso porque hace un siglo, pensadores incluso moderados, concebían (y apoyaban) la superación del sistema capitalista, por el socialismo, incluso por vías pacíficas (fabianos): anhelaban y luchaban por un sistema mejor, distinto, más justo, más humano, incluso más “sostenible” (valga el odioso palabro). Hoy nadie parece ser capaz ni de concebir, ni de aspirar, ni, mucho menos, luchar por ello: todo un siglo de retraso ideológico.

          El capitalismo asienta sus reales en la división entre capital y trabajo, cuyas aspiraciones son totalmente distintas: mientras que el trabajo aspira, con suerte a sobrevivir y si acaso a disfrutar un poco de la vida (a reproducirse de forma simple) el capital sólo vive para una continua acumulación, para lo que necesita crecer más y más, lo que sólo logra aumentando la producción y apropiándose de la plusvalía con la finalidad de aumentar el capital y poder lanzar al mercado mayor cantidad de bienes y servicios para, a su vez, obtener mayores beneficios y volver a empezar en una espiral de caos y destrucción que acabará con los seres vivos y el planeta. En la dialéctica entre capital y trabajo, el capital manda y las cosas se hacen como éste dicta. Los demás a obedecer.

         La alternativa parece clara: si el capital se somete al trabajo, las cosas se harán de otra manera: para someter el capital al trabajo la mejor forma (la única forma) consiste en superar las actuales relaciones de producción de forma que no exista capitalistas (detentadores de los medios de producción) por un lado y trabajadores por el otro: poniendo los medios de producción en manos de los trabajadores (de la sociedad en general) de forma que democráticamente se decida qué, cuánto, cuándo y de qué manera producir: aquí ya puede haber “sostenibilidad” o lo que se quiera (pan para todos, por ejemplo).

      Pues bien, como he dicho, en el horizonte de “alternativas” es difícil llegar a ver ésta alternativa (en singular, porque solo hay una): lo que abunda son las “alternativas” de parcheo, estilo “rollo progre” que logran movilizar a estúpidos urbanitas burgueses del primer mundo y que, a costa de no hacer nada o nada útil, dar la impresión de que los malos son los otros (los capitalistas) y que nosotros ya hemos hecho todo lo que podíamos hacer, nadie nos puede reprochar nada y “si todos hicieran lo mismo, ya estaría el mundo arreglado”. Lo que ya no sabríamos es el resultado de ese arreglo (“si sale con barbas San Antón, y si no, la Purísima Concepción”): ¡Vamos, que, en lo económico, no hay alternativas! Y si no hay alternativas en lo económico (que es la base de todo lo demás) tampoco puede haberlas en lo demás, como veremos mañana.

miércoles, 11 de julio de 2012

El leuro (y V)


¿Cómo tendría que ser esa nueva política monetaria europea?

                  Lo primero que habría que pedir es que esa política monetaria fuera precisamente eso: “política”, es decir para la “polis”, para los ciudadanos, para todos los ciudadanos, no para esa parte de ciudadanos llamada los mercados (compuestos por una parte de ciudadanos a jornada completa y otra parte por ciudadanos “a tiempo parcial”, es decir, por todos nosotros cuando queremos que nos paguen más por nuestra cuenta en ienegé o que no nos cobren comisiones). Esto supone supeditar la política monetaria a la política económica: al crecimiento.

            Hay que empezar por el asalto al BCE para convertirlo en un instrumento político al servicio de la economía. Al acreedor o mercado que no le guste que se vaya: que cambie sus euros por dólares y verá lo que es caer de la sartén a las brasas: bajo la apariencia de independencia de la Reserva Federal, se hacen cosas que ya es hora de empezar a copiar en este continente. De hecho esto explica por qué, con las dudas constantes sobre el futuro del euro, la inestabilidad de Grecia, los problemas de la Unión... el euro siga holgadamente por encima del dólar.

            En segundo lugar hay que empezar a transferir rentas: la solución del 29 no fue (sólo) un programa de gasto y obra pública muy elevado: la finalidad no era hacer zanjas, era llegar a un nuevo reparto de rentas, igualando a los que más y a los que menos tienen para que de nuevo éstos vuelvan a empezar a consumir lo que se produce. Esto mismo es lo que hay que hacer: “perdonar nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores” es una forma ideal de transferencia de rentas entre el acreedor y el deudor. Otra es recaudar impuestos (aunque sea a tipos de 70 o el 80%, siguiendo no un modelo soviético, sino el que los Estados Unidos aplicaron en el 29) a los que más tienen y repartirlo entre los más pobres, vía Estado de Bienestar, en lugar de recortes...

                    La visión cerril (e interesada) del neoliberal actual (austriaco) es detestar del gasto público porque le parece innecesario, intervencionista, insostenible... razonamiento que arrastra a otras personas más moderadas, olvidándose que el Estado no gasta (en gasto social) por gastar, sino PARA REDISTRIBUIR, es decir, para equilibrar bolsillos porque está demostrado que la economía capitalista sólo crece cuando en todos los bolsillos hay algo y entra en barrena cuándo la mayoría de los bolsillos están vacíos, justamente al revés de lo que sucede en los circuitos eléctricos dónde se precisa una gran diferencia de tensión entre los polos para que salte la chispa.

              Esto se puede y debe hacer desde la Unión Europea y si se hace, el papel del euro será de nuevo secundario. Haciendo un nuevo reparto de riqueza mediante políticas de gasto público y transferencia de rentas dentro de la Unión Europea (el resto del mundo a la Unión Europea siempre le ha importado un bledo) y en euros, logremos reflotar el capitalismo para que siga adelante, en una nueva etapa de crecimiento, volviendo a generar desigualdades, depredando recursos hasta una nueva crisis, aún más grave, que, esperemos, por el bien de la Humanidad, ésta ya sí sea la que definitivamente suponga su desaparición.

martes, 10 de julio de 2012

El leuro (IV)


Soluciones

                Pero nada de esto se hizo y ahora hay que pagar esas deudas. Esas deudas están denominadas en euros (que es nuestra moneda) con lo que no podemos trampear con el valor de la moneda, que para eso ya está el BCE, que mamonea con ella de continuo para favorecer los intereses de los acreedores, manteniendo artificialmente un valor demasiado alto (el euro empezó cercano y en periodos estuvo por debajo, en el intercambio, con el dólar). Además el peso de la deuda deteriora nuestro crecimiento económico por lo que tenemos menos capacidad para poder hacerla frente.

                La solución aparentemente más fácil es salirnos del euro para poder recuperar nuestra política monetaria y entonces, por un lado, pagar nuestras deudas en una moneda que podamos mangonear y por el otro (pero también es lo mismo) devaluar la moneda para aumentar lo que eufemísticamente se llama la “productividad” (que no es otra cosa que el grado en que se aprovecha el capitalista de nuestro trabajo).

               Si se analiza bien, entre seguir en el euro o salirnos de él no hay dilema alguno: en ambos casos nos empobrecemos: si seguimos en el euro porque no podemos hacer frente a unas deudas cuyo intento infructuoso de pago, además supone destruir la (poca) actividad productiva que tenemos en este país. Si salimos nos empobrecemos porque una devaluación es un empobrecimiento (rápido, eso sí) generalizado (menos para los de siempre que tienen sus activos fuera de aquí). El gran economista y conservador (o quizá economista y gran conservador, pero en cualquier caso “engañaprogres”) Krugman defiende esta segunda solución, lo que sirve para que una parte poco ilustrada y bastante alelada de la población que dice ser de izquierdas lo acoja como solución a nuestros problemas. Se descartan al parecer otras soluciones, como si ya aceptáramos que esta crisis la vamos a pagar los de siempre, en euros o en pesetas.

              Pero podría ser aún peor: volver a la peseta no implica recuperar la política monetaria, o por lo menos no recuperar “toda” la política monetaria. Nuestra inserción en el mundo europeo, occidental y capitalista no nos permitiría, ni en pesetas, aplicar políticas (exitosas, éstas sí) como las que han aplicado determinados países latinoamericanos: se nos dejaría, en parte, pagar deuda con pesetas, pero no se nos permitiría dejar de pagar deuda ilegitima, no se nos permitiría restringir la libertad de capitales, podríamos tener que ser, pese a todo, rescatados con condiciones aún más duras (por chulos)... En definitiva, con pesetas, seguiríamos teniendo el dogal al cuello, eso sí, probablemente tirado por tres manos, la del BCE (ya conocida), la de Botín y la de Rosell.

                Luego la solución no es ni la salida del euro ni el empobrecimiento. La solución debe ser el cambio de la política monetaria, concepto distinto de la recuperación de la soberanía monetaria, porque de nada sirve que ésta cambia de manos, si va a manos parecidas o peores. Una de las razones por las que la izquierda patria es tradicionalmente europeísta es porque, dicho sea en términos escatológicos, ante la mierda de poderes fácticos españoles que tenemos (empresarios, políticos, iglesia, burgueses, banqueros...) aspirábamos a depender de la basura de los poderes fácticos europeos (primos hermanos de los de aquí pero un poco más civilizados). El camino debería ser ahora el mismo: tratar de cambiar la política monetaria europea, antes que devolverla a manos del poderoso cavernícola español.

lunes, 9 de julio de 2012

El leuro (III)


La fiesta terminó:

                    Cuando el capitalismo, siempre tan obcecado, volvió a generar su tradicional crisis, debida a que los bolsillos de los obreros están exhaustos y no es posible venderles más mierda de la que producen en sus fábricas y ya no cuela engañarlos metiéndoles en el bolsillo dinero prestado o bajando los precios de lo que compran abaratando costes mediante la deslocalización (que a su vez manda al obrero nacional al paro y le vacía el bolso), entonces, y sólo entonces, el tenderete se cae. Se echan cuentas y resulta que nos sale una pasta a pagar. A la hora de pagar el sector privado (primero los empresarios de la construcción y luego los de la banca privada) se hace el “sueco” (son más europeos que nadie) y las autoridades europeas exigen el pago a los Estados, como responsables subsidiarios o, en algunos casos, con carácter solidario.

                  Los Estados, por su parte, se encuentran con un doble problema: tienen que asumir una deuda que no es suya y, además, generan una deuda propia derivada de, por un lado, la caída de ingresos tributarios por el deterioro de la situación económica y porque tienen una estructura impositiva basada en un crecimiento artificial; por el otro, no tienen ni han hecho “guardiola” (ni la persona ni el cerdito) porque bajar impuestos era de izquierdas, porque ningún ministro de hacienda neoliberal español (Rato, Montoro, Solbes, Salgado) hubieran tolerado que, en época de crecimiento, el Estado hubiera ahorrado un sólo euro, pudiéndolo dejar en manos privadas. Toda esta gente abandonó a Keynes (el gran salvador del capitalismo, con un poco de suerte su abandono supondrá el fin de este ominoso sistema) en la época de la vacas gordas y, ahora, en la época de vacas flacas, se acuerdan, como la cigarra, de lo que no hicieron en su día.

                 Como el lector enseguida se dará cuenta, en toda esta descripción de la crisis el euro juega un papel secundario: hubiera habido o no euros o pesetas la crisis económica mundial se hubiera producido, sería igualmente la crisis más grave del capitalismo y estaríamos en igual o parecida situación, a no ser que hubiéramos tenido políticos de otra talla y valía que hubieran frenado la especulación, regulado y reglamentado la economía y hubieran acumulado fuertes superávits presupuestarios, resistiendo las acusaciones y embates del “facherío burgués-empresarial-españolista-neoliberal” (lo que ahora se conoce de forma sintética como “austriacos” y entonces era la COPE) que, en aquella época les hubieran acusado de “soviético-cubano-venezolano-norcoreanos”.

domingo, 8 de julio de 2012

El leuro (II)


¿Qué pasó después?

           La unión monetaria implica una cesión de soberanía mucho más importante que otras pero menos vistosa (porque no lleva banderas ni uniformes): la cesión de la política monetaria. Con la pérdida de la moneda nacional se pierde también la posibilidad de utilizar la moneda para conseguir el desarrollo y la estabilidad económica del país. Es importante entender que no es una relación biunívoca: una moneda única implica perder soberanía monetaria, pero perder soberanía monetaria no implica una moneda única, que es tanto como decir que podemos tener euros, pesetas o maravedíes y no tener la política monetaria en nuestras manos: de hecho en los momentos previos a la constitución del euro, los estados implicados habían perdido ya su soberanía monetaria.

               Una vez cedida la soberanía monetaria (vía euro) la política monetaria no desapareció sino que recayó en las manos de los Estados más poderosos (económicamente) de la Unión que, son, obvio es decirlo, los que controlan las instituciones políticas de la Unión Europea: ellos son los que dictaron la política monetaria común, en su propio beneficio, que no es otro que el desarrollo productivo de sus empresas, la acumulación de saldos a su favor como consecuencia de la venta de sus productos en un primer momento y del préstamo de los excedentes monetarios generados en un segundo momento, para lo que se necesitaba que en otros Estados corriera el dinero fácil para, en el primer momento indicado poder comprar sus productos (y que lleguen, de ahí la insistencia comunitaria en darnos dinero para carreteras) y, más tarde, endeudarnos.

               Para caer en su trampa se necesitaba, finalmente, hacernos creer que éramos ricos, tan ricos como ellos, para lo que nuestros políticos neoliberales locales (Aznar y ZP) se pintaron solos en la creación (Aznar) y el mantenimiento (ZP) de una burbuja inmobiliaria, consecuencia, además, de una política de tipos bajos en la que te inyectan dinero (que luego hay que devolver) a chorros y que no sabes qué puedes hacer con él, porque no existen, gracias a los empresarios, oportunidades sólidas de inversión en territorio patrio.

sábado, 7 de julio de 2012

El leuro (I)


             Con la tradicional manía que tenemos la humanidad en general y los españoles en particular para concretar en animal, vegetal o cosa la causa de nuestros problemas (la Merkel”, “la pertinaz sequía”, “la burocracia”, “los políticos”, “la pérfida Albión”, “ZP”...) por fin hemos encontrado la causa de todos los quebrantos del solar patrio: “el euro”.

            Se está abriendo un debate (en la izquierda, la derecha no debate, impone, como bien se ve con el gobierno de Rajoy) sobre la posición a adoptar respecto de “la bicha”, digo, “el euro” y sobre si debemos de salirnos de la modestamente llamada “moneda única” o no. En este debate se llega a confundir los males propios de esa moneda (el euro) con los de la política monetaria que lleva aparejada, de forma que se puede caer en el error de que, eliminando el euro pero manteniendo la misma política monetaria, nuestros problemas se solucionarían y, a “sensu contrario” inferir que si mantenemos el euro pero cambiamos su política monetaria no habremos avanzado gran cosa. Ambas posiciones son equivocadas.

¿Cómo vino el euro al mundo (es decir aquí, a Madrid, digo a España)?

              El euro es la moneda que circula entre los países que alcanzan la Unión Monetaria Europea (U.M.E.), que implica el cumplimiento de unos parámetros presupuestarios con ignorancia absoluta de otras cuestiones (económicas y sociales) que pueden seguir “manga por hombro” sin que ningún portero de discoteca te niegue la entrada al recinto: una vez que te cambias los calcetines (cumples el nivel de endeudamiento y de déficit (y el de inflación que se exige a la entrada)) ya puedes entrar sin problemas a un local donde se mezclan skins, negros, ultras de diversos equipos, anarkas, kikos, abertzales, fachas... y dónde se espera que convivirán en perfecta armonía, sin agredirse ni aprovecharse los unos de los otros, por el simple hecho de que todos llevamos los calcetines del mismo color. ¡Ni siquiera un mísero arco detector de metales en la puerta!

          “Ejpaña” no podía quedar fuera del club. Aunque en ese momento Aznar hubiera fichado a la bruja Lola y hubiera visto el futuro, que es nuestro presente, no hubiera podido tomar otra decisión, porque en ese momento, para un país tradicionalmente aislado, acomplejado, con la idea implantada en su subconsciente de que “África comienza en los Pirineos”, haber dicho que no al euro, hubiera supuesto un desastre parecido al del 98. De hecho yo, con mi tradicional pesimismo, intuía una catástrofe parecida a la del la Guerra de Cuba, basada en la superstición de que a este país los fines de siglo le sientan bastante mal; agobio que se me pasó en cuánto vi las trampas que se hacían en éste y en otros países (Francia con la “externalización” de hospitales para que no computarán en el déficit, Alemania con otros servicios públicos, nosotros con la gestión de infraestructuras ferroviarias y con la prorrata de IVA en las subvenciones (copiada de los galos)...) para entrar en la discoteca, y cómo los porteros hacían la vista gorda hasta llegar a dejar entrar a Grecia que... ¡llevaba calcetines blancos!

        La facilidad de acceso a la moneda única unida al hecho de que haber quedado fuera era un quebranto psicológico insoportable para un país acomplejado como el nuestro, hizo imposible decir “no” con la valentía e inteligencia con la que, por ejemplo, actuaron los ingleses, y algunos otros países que por estar en el centro geográfico de Europa y vivir como dios, no afectaba a su condición de europeos plantarse.

domingo, 24 de junio de 2012

Crisis de la Deuda Pública (y III)


 

10.- La otra opción para restablecer el neto patrimonial es la generación de beneficios. En el sector bancario los beneficios se generan al prestar a un “tipo superior” al que captan el pasivo. Ese “tipo superior” podría ser incluso inferior en los casos en los que se crea “dinero bancario”. Como se indica en la pantalla el pasivo entra al banco por el BCE, por la recapitalización descrita anteriormente (que reviste forma de dinero), por fondos estatales (esta vez en forma de préstamos) y por otras fuentes “convencionales”. El activo se obtiene por los préstamos “convencionales” y por la compra de deuda pública. El pasivo captado y aplicado a la compra de deuda pública se ha convertido en el producto estrella: otorga rentabilidad (obtienen más que lo que van a pagar de intereses) y es más seguro. Entre sus inconvenientes está el daño a la sociedad que realizan por especular contra nosotros (prima de riesgo), obtener beneficios a nuestra costa y expulsar al sector privado como destinatario (en posición de prestatario) del dinero captado. Con estas operaciones tampoco se crea “dinero bancario” con lo que se genera iliquidez en el sistema financiero.




11.- Hay tres problemas especialmente graves en esta forma de ayudar a la recapitalización que conviene señalar en un aparte: por un lado la posible ventaja de una ayuda a más largo plazo (y por tanto menos gravosa que concederla “de golpe”) se contrarresta con el posible progresivo deterioro de sus activos que el propio mecanismo autoalimenta (al golpear contra la economía real, por ejemplo con la falta de financiación de inversiones productivas). En segundo lugar, al especular contra la deuda, agravan los problemas de financiación y déficit del Estado, abocándolo a la quiebra. Por último es dudoso que los beneficios obtenidos se destinen a restablecer el neto, pues la tradición bancaria los deriva hacia el pago de dividendos (un banco “vende credibilidad” y un banco que no da o reparte beneficios está muerto) y la exorbitante remuneración a los directivos.



12.- Falsas soluciones: estas soluciones están basadas en mantener el “statu quo” de acreedores y deudores, por lo que no solventarán el problema. Podemos citar las dos siguientes: los eurobonos y el rescate bancario.

Ésta última, que es la que se ha elegido (o impuesto), plantea exactamente los mismos problemas que la recapitalización con deuda pública ya expuesta: lo único que difiere es que el dinero nos lo prestan sin necesidad de ir al mercado a cambio de dos tipos de condiciones: financieras (interés) que pudieran ser más beneficiosas, y políticas (reformas, desmantelamiento del Estado de Bienestar...) que son mucho más onerosas. Aunque este segundo grupo de condiciones no estén explícitamente presentes, el hecho de que se trata de préstamos que hay que devolver, con intereses, implica, con independencia del carácter presupuestario o extrapresupuestario que se quiera dar a los flujos financieros de este rescate, que “habrá que quitar de otras cosas”, pues lo primero (actual mandato constitucional) es pagar nuestras deudas.

La otra falsa solución son los “eurobonos” en cualquiera de sus modalidades: en los casos más “tibios” lo que ocurre es que los países de la U.E. son responsables subsidiarios del pago de la deuda pública española, lo que no altera la naturaleza del problema ya planteado, aunque pueda relajar las consecuencias (prima de riesgo) derivadas del miedo a un posible “default”. El Eurobono más “fuerte”, es decir, aquél emitido por la U.E. Cuyo dinero luego se reparte a los países necesitados de financiación al mismo tipo e incluso se devuelve por la propia U.E. A partir de aportaciones de los países menos necesitados, en el mejor de los casos provocará transferencias de rentas de los países ricos a los pobres, lo que supone que serán todos los ciudadanos de la Unión los que paguen las pérdidas del sector privado bancario.



13.- La solución: la solución al problema bancario, de deuda o, en general, la salida de la crisis económica actual pasa, COMO ÚNICA ALTERNATIVA por una redistribución de rentas: se necesita un “new-new deal”, la transferencia de riqueza desde los más ricos a los más pobres. Con el problema de la deuda, la solución es fácil de aplicar: se trata de quitar renta a los acreedores y dársela a los deudores; se trata, en definitiva, de CONDONAR DEUDA: la condonación de todas las deudas existentes, supone de hecho, ver perder a los acreedores parte de su riqueza y ver recuperar a los deudores parte de la suya. En ese momento los segundos podrán empezar de nuevo a consumir y se recuperará la producción de bienes y servicios.

Los mecanismos para condonar las deudas son dos: por un lado el “mecanismo concursal”, que establece quitas (condonaciones parciales) y esperas (diferimientos en los pagos). Este mecanismo privado puede y DEBE aplicarse, por un lado a los bancos (dejarlos caer, que entren en concurso y sus acreedores cobren lo que puedan) pero también a los Estados.

El segundo mecanismo pasa por la emisión de moneda por parte del BCE y su distribución a los Estados miembros. Esto supone una erosión del valor real de las deudas que beneficia al deudor y perjudica al acreedor (aparte de otros beneficios derivados de la inflación como es el aumento del consumo y la huida de la liquidez...).

En definitiva y como conclusión, la ÚNICA salida de la crisis económica, financiera, de deuda... es un nuevo reparto de la riqueza y una CONDONACIÓN de las deudas públicas y privadas generadas (muchas veces de forma ilegítima) en la última época de crecimiento.